Los principales indicadores económicos que diferencian a los países desarrollados de los países en vías de desarrollo

Introducción

Amigo, ¿alguna vez te has preguntado qué diferencia a un país rico como Suiza de uno más pobre como Sudán? ¿Por qué algunos países parecen prosperar mientras otros luchan por salir adelante? Bueno, resulta que hay ciertos indicadores económicos clave que nos permiten medir y comparar el nivel de desarrollo de los distintos países del mundo.

En este artículo, vamos a explorar los más importantes y ver cómo nos ayudan a entender las brechas entre países desarrollados y en vías de desarrollo. Prepárate para un viaje fascinante por el mundo de la economía y el progreso humano.

PIB per cápita: midiendo la riqueza promedio

Empecemos por el indicador estrella: el famoso PIB per cápita. El PIB o Producto Interno Bruto mide el valor total de los bienes y servicios producidos por un país en un año. Y si lo dividimos entre la población, obtenemos el PIB per cápita, que nos da una idea del nivel de riqueza promedio de los habitantes de ese país.

Mira estos datos del Banco Mundial para 2022:

PaísPIB per cápita
Luxemburgo$135,682
Suiza$93,457
Irlanda$106,549
Sudán$728
Afganistán$363

Las diferencias son abrumadoras, ¿verdad? Luxemburgo, el país con el PIB per cápita más alto del mundo, tiene un nivel de riqueza promedio 186 veces mayor que Sudán. Eso nos da una primera pista de la enorme brecha entre países desarrollados y en desarrollo.

Pero cuidado, el PIB per cápita tiene sus limitaciones. No nos dice nada sobre cómo se distribuye esa riqueza, ni considera aspectos importantes como la educación o la salud. Por eso necesitamos complementarlo con otros indicadores.

IDH: una mirada más completa al desarrollo

Aquí es donde entra en juego el Índice de Desarrollo Humano o IDH. Este indicador, creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), va más allá de lo económico y considera también la salud y la educación.

El IDH se calcula combinando tres dimensiones:

  1. Una vida larga y saludable, medida por la esperanza de vida.
  2. El conocimiento, medido por los años promedio de escolaridad.
  3. Un nivel de vida digno, medido por el PIB per cápita.

Los países se clasifican en cuatro niveles de desarrollo humano según su puntuación de IDH:

  • Muy alto: IDH superior a 0.8
  • Alto: IDH entre 0.7 y 0.8
  • Medio: IDH entre 0.55 y 0.7
  • Bajo: IDH inferior a 0.55

Si vemos el ranking de IDH para 2022, notaremos que los primeros puestos están copados por países desarrollados como Suiza, Noruega, Islandia y Alemania, todos con un IDH superior a 0.9. Mientras tanto, los países con IDH más bajo son en su mayoría naciones africanas como Sudán del Sur, Chad y Níger.

Esto nos confirma que el desarrollo va mucho más allá del crecimiento económico. Implica también mejoras sustanciales en la calidad de vida de las personas. Los países más desarrollados no sólo son más ricos, sino que también ofrecen a sus ciudadanos una mayor esperanza de vida, acceso a educación y otros servicios básicos.

La estructura económica importa

Otro aspecto clave que diferencia a países desarrollados y en desarrollo es la composición de sus economías. Los países ricos tienen economías basadas principalmente en la industria y los servicios, sectores de mayor valor agregado y productividad. En cambio, muchos países pobres aún dependen en gran medida de la agricultura y la extracción de recursos naturales.

Un estudio comparó las ideas del economista Michal Kalecki sobre la estructura económica de ambos grupos de países. Kalecki notó que en los países ricos la producción está determinada por la demanda, mientras que en los países pobres enfrenta cuellos de botella en el sector agrícola y externo que limitan la oferta.

Esto tiene grandes implicaciones. Una economía industrial y de servicios genera empleos de mayor calidad y remuneración, lo que impulsa la demanda interna. También es menos vulnerable a shocks externos como la volatilidad de los precios de las materias primas. En definitiva, favorece un crecimiento más sostenido y estable en el largo plazo.

Los países en desarrollo que han logrado dar el salto al mundo industrializado, como Corea del Sur o Singapur, lo hicieron en gran medida gracias a una transformación estructural de sus economías. Pasaron de exportar productos primarios a manufacturas de creciente sofisticación tecnológica. Pero para muchos otros este sigue siendo un desafío pendiente.

Comercio internacional: oportunidad y desafío

En un mundo cada vez más globalizado, el comercio internacional se ha convertido en un motor clave del crecimiento. Pero no todos los países se benefician por igual de sus frutos. Para los países en desarrollo, una mayor inserción en los mercados mundiales representa tanto una oportunidad como un enorme desafío.

Por un lado, les permite aumentar y diversificar sus exportaciones, acceder a nuevas tecnologías e incrementar su productividad. Pero por otro, enfrentan importantes barreras comerciales en los países desarrollados, especialmente para sus productos agrícolas y textiles. Subsidios, aranceles escalonados y medidas no arancelarias erosionan su competitividad.

Según estimaciones de la OMC, una liberalización del comercio de mercancías podría generar ganancias de bienestar de hasta $620 mil millones, de las cuales entre un tercio y la mitad irían para los países en desarrollo. Pero para aprovechar ese potencial, se requieren reglas más justas y equitativas que tengan en cuenta sus necesidades e intereses específicos.

Además, el comercio por sí solo no es suficiente. Debe ir acompañado de políticas domésticas que fomenten la competitividad, la innovación y el capital humano. Muchos países en desarrollo aún enfrentan grandes cuellos de botella en infraestructura, instituciones y capacidades productivas que limitan su inserción internacional.

Conclusión: el desarrollo como proceso multidimensional

Amigo, espero que este recorrido te haya ayudado a entender mejor qué factores marcan la diferencia entre países ricos y pobres. Como vimos, el desarrollo es un proceso complejo y multidimensional, que va mucho más allá del crecimiento económico.

Indicadores como el PIB per cápita y el IDH nos permiten medir y comparar el progreso de los países en distintas áreas clave como los ingresos, la salud y la educación. Nos muestran las enormes brechas que aún persisten entre las naciones más y menos avanzadas.

Pero el desarrollo también tiene que ver con la estructura productiva, las capacidades tecnológicas y la inserción internacional. Los países que han logrado dar el salto al mundo desarrollado lo hicieron transformando sus economías, diversificando sus exportaciones y apostando por la innovación y el capital humano.

Mirando hacia adelante, el gran desafío es lograr un crecimiento más inclusivo y sostenible, que permita mejorar el bienestar de todos y no deje a nadie atrás. Esto requerirá esfuerzos concertados a nivel global, regional y local, con políticas que aborden las múltiples dimensiones del desarrollo.

El camino no es fácil, pero los ejemplos de éxito nos muestran que es posible. Con voluntad política, inversión estratégica y cooperación internacional, más países podrán acelerar su progreso y construir un futuro más próspero para sus ciudadanos. Después de todo, el desarrollo es un imperativo moral y una responsabilidad compartida de toda la humanidad.

Espero que este artículo te haya resultado interesante y útil. Si tienes alguna pregunta o comentario, no dudes en dejarme saber. ¡Hasta la próxima!

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